jueves, 29 de mayo de 2008

¿Tiene sentido la Propiedad Intelectual en la era de Internet?


Las nuevas tecnologías están poniendo en jaque el concepto de Propiedad Intelectual. Los autores son reconocidos como tales pero no pueden controlar el acceso a su obra, y por tanto, su capacidad para generar beneficios. Los programas de descarga y la piratería parecen incontrolables.
En España la ley dicta que el usuario puede realizar hasta tres reproducciones no autorizadas de una obra o propiedad intelectual que haya adquirido. Una de las premisas que fundamenta esta ley es una antigua máxima legal que dice que “no puede prohibirse lo que no puede impedirse”. Paralelamente a esto los autores tienen el derecho de proteger su propiedad intelectual. Uno de los mecanismos que están utilizando para conseguir esto es la tecnología DRM (Digital Rights Manegemet), que impide mediante procedimientos tecnológicos que se puedan realizar copias de los contenidos originales, y que incluso pueden limitar su reproducción a determinadas plataformas.
A todo esto se le une el Canon Digital. Este canon, que comenzó su aplicación en enero de 2008, y que no ha dejado indiferente a la sociedad, graba los soportes digitales (CD, DVD…) para compensar a los artistas por las posibles copias privadas que pueda hacer.

En este triángulo legal algo falla. Si se siguen desarrollando las tecnologías DRM, entonces sí se podría impedir la reproducción, y por tanto, ni el derecho de copia tendría sentido, ni el canon digital sería justo, ya que estarías compensando a los autores por algo que, de hecho, el usuario no podría hacer.

Es difícil salir de este círculo en que parece que todos perdemos. Tanto los autores, que ven recortados los beneficios de su obra, como los usuarios que, o no pueden realizar copias de seguridad de algo que han comprado o pagan una tasa por algo que no tienen por qué hacer.

En mi opinión, esto es un problema legal y también económico. Por un lado, la ley debería tomar partido y deshacer esta madeja de derechos enfrentados. Cuando surgió la fotocopiadora, los libros se vieron ante una amenaza similar. La ley se adaptó a los nuevos tiempos y prohibió la reproducción de más del 10 % de cada libro. Por otro lado, es un problema de costes. Los compradores de libros evidenciaron que no les merecía la pena tener un producto de peor calidad por tan poca diferencia de precio.

La red permite, en muchos casos, deshacerse de los intermediarios, de todos aquellos que se posicionan entre el artista y su público. Si gracias a Internet estos llegasen a desaparecer completamente, el precio de la obra disminuiría de modo sustancial y al usuario no le valdría la pena copiar.
No creo que sea adecuado que desaparezca la Propiedad Intelectual. Los artistas tienen el mismo derecho que cualquiera a vivir de su trabajo, y a que este sea reconocido. Que lo que hayan creado sea inmaterial no debería tener un estatus menor que los productos materiales. Pero esta ley debería ser revisada para adaptarse a una sociedad que cambia a un ritmo vertiginoso.
Esta es una relfexión personal para la clase de Tratamiento de la Información en Red, que surge de la lectura del capítulo 8 del libro Micropoder de Javier Cremades.

2 comentarios:

ultrafetide dijo...

ah, Señá Rosita! qué bueno que se comunica y qué bueno que me avisa de la guerrilla! (cuán escurridizos que son uds...)

si acabo pronto con un curro que tengo entre manos me acercaré, no lo dude!

besos

PD: su actuación fue de las que me gustaron sobremanera, junto con el mosquito y cristobita. :)

ultrafetide dijo...

jorrrrrr era ayer y me he enterado hoy... tampoco podía, pero bueno.

más fechas a la vista?

:)